sábado, 20 de abril de 2013

Ayer no termina nunca. Órdago a la emoción en el día inaugural del Festival de Cine de Málaga

El Teatro Cervantes vestido de gala, los Cines Albéniz repletos de público, la alfombra roja de la calle Larios, el continuo vaivén de periodistas, profesionales y espectadores, y la claqueta inmensa que desde la Plaza de la Constitución nos da la bienvenida a una semana de puro cine español, son la clara evidencia de que la decimosexta edición del Festival de Cine de Málaga ha comenzado. Y lo ha hecho presentando una apuesta arriesgada que seguro causará tantos adeptos como detractores.

La nueva película de Isabel Coixet, "Ayer no termina nunca", de la que poco habíamos sabido hasta hace unas horas, es, en palabras de la propia directora catalana, "el resultado de unir tres patas: la adaptación de una pieza dramática teatral de Lot Vekemans, un homenaje a Jaime y Cristina (pareja de amigos que tuvieron una gran pérdida de la que la propia Isabel fue testigo) y los "desayunos de noticias" con las que los españoles no tenemos más remedio que convivir a diario". 

Ambientada en la España de 2017 donde la crisis económica sigue ofreciendo un panorama desolador, una ex-pareja se reencuentra en Barcelona tras cinco años sin tener contacto alguno, quedando evidente que a pesar del tiempo transcurrido, la trágica pérdida que les separó sigue presente y continua siendo hoy su mayor causa de distanciamiento.


Manteniendo las formas propias de la obra teatral que ha inspirado parte de esta dramática historia, Coixet brinda todo el protagonismo (y el peso) de la trama a Javier Cámara y Candela Peña. La compenetración entre ambos actores es tal que consiguen, a pesar de la excesiva utilización de los planos fijos y los silencios prolongados, no sólo mantener el interés y querer saber más sobre la vida de esta sufrida pareja, sino hacer sentir a los espectadores las mismas emociones que los propios personajes están viviendo con este reencuentro. No nos extrañaría encontrar el próximo sábado entre los premiados con la preciada Biznaga, el nombre de estos dos actores que han realizado un trabajo de interpretación brutal.

Siendo críticos, es verdad que hay escenas demasiado largas y escenas que no aportan mucho a la trama, como por ejemplo, los momentos de flashback o los que recuerdan a las cuevas de Platón. También es cierto que al principio, cuesta sentir empatía por estos dos personajes y entrar de pleno en la historia. Sin embargo, el trabajo de desnudez emocional que realizan los protagonistas a medida que va avanzando la trama, hace que te rindas ante ellos sin oponer resistencia alguna. 


A pesar de que en la rueda de prensa posterior a la proyección, Coixet afirmó que "todas mis películas, aunque parezcan que no, cuentan una historia de amor", existe un evidente trasfondo de crítica política y social que según la directora catalana, "no pretendía ser una tesis reivindicativa, sino un manifiesto de mi perplejidad y mi confusión ante las continuas contradicciones que estamos viviendo".

Guste o no, reciba halagos o críticas, está claro que Coixet nunca pasa desapercibida con su estilo de dirección tan personal. Málaga ha conseguido que en su día inaugural nos emocionemos como nunca antes lo habíamos hecho, con una película intimista, pequeña pero muy intensa y que seguro no olvidaremos. Tendremos que esperar a la lectura del palmarés el próximo día 27, para averiguar si nuestra impresión coincide con la de los miembros del jurado de esta edición (Fernando Sokolowicz, Ignacio Martínez de Pisón, Inés París, Joaquín Oristrell, Lorenzo Saval, Natalia Verbeke y Verónica Echegui).

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